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  • Foto del escritorJesús Omar Rodríguez R.

Propuesta de protocolo de tratamiento masivo con plasma “convaleciente” para pacientes con CoVid-19


Apenas hace unos días la OMS retiró el aval que había dado (prematuramente por cierto) al uso de la Hidroxicloroquina para el tratamiento del COVID-19. No se encontró evidencia de que mejorara realmente el pronóstico de la enfermedad en los pacientes a quienes fue administrada.


Hace un par de días se ha planteado que el uso de Dexametasona podría ser útil en pacientes en estado crítico y algunos se aventuran a proponer su compra y uso masivo.


No debería sorprender que la Dexametasona pueda tener efectivamente algunos éxitos, se trata de un esteroide y puede inhibir la reacción inmunitaria e inflamatoria. Con frecuencia durante una infección, es precisamente la cascada inmunitaria descontrolada que el organismo genera para combatir al agente infeccioso, la que ocasiona un colapso que causa la muerte. Por esto no debería sorprender que en algunos casos en que es administrada a pacientes en estado crítico, el “freno” que pone a la reacción inmunitaria evite dicho colapso y si, el organismo estaba ya cerca de lograr vencer al agente infeccioso, esto le dé el pequeño lapso tiempo extra que requería para hacerlo. Esto aplica no sólo para una infección por COVID19, sino por otros agentes.


En resumen, no es específico para COVID-19, no se puede esperar que tenga un comportamiento similar en todos los casos, es una falsa esperanza.


Lo curioso es que probablemente, como fue en el caso de la Hidroxicloroquina, las compras del medicamento van a dispararse agotándolo del mercado. El resultado: ganancias millonarias para las farmacéuticas que los producen. Uno podría preguntarse, ¿cuál será el próximo medicamento que se afirmará tiene efectividad, quizás sin tenerla?


Hasta hoy el único tratamiento que ha mostrado resultados alentadores en diversos países han sido las transfusiones de plasma “convaleciente”. (Ver mi artículo https://enfoquemx.wixsite.com/jesusomar/post/covid-19-variaciones-en-la-suceptibilidad-de-las-personas-y-una-acci%C3%B3n-emergente-promisoria )


Por supuesto, este tratamiento no generaría un negocio para las grandes empresas farmacéuticas, sería más bien un negocio para los pequeños laboratorios clínicos que pueden hacer el proceso de la transfusión. ¿Será esto lo que impide que se le de mayor difusión?


Las transfusiones de plasma convaleciente ya se están efectuando en nuestro país a una escala realmente ínfima en comparación con el número de casos de la enfermedad. Pocas decenas de pacientes graves de la ciudad de México, Monterrey y Guadalajara han entrado ya en el protocolo y varios de ellos, han sido dados de alta exitosamente.


Mientras tanto, otros miles de pacientes en el país no tienen la oportunidad de someterse a este tratamiento y fallecen sin intervención alguna. Se les niega la oportunidad que unos pocos sí están recibiendo, podríamos hablar de una injusticia, una falta de equidad en el acceso a la salud perfectamente condenable.


Es necesario que todo paciente con síntomas graves que lo desee pueda tener la oportunidad de recibir este protocolo de plasma convaleciente sin importar la ciudad o la institución en que se encuentre, que no sea un tratamiento “elitista”.


Es necesario hacerlo de inmediato de lo contrario se cumplirá la estimación de más de 76,000 muertes para principios de agosto. Es necesario hacerlo porque si esperamos más tiempo probablemente para fines de año ya no sea útil porque quizás haya ya una vacuna o una cura, pero habrán quedado miles de muertes potencialmente evitables en el camino.

La propuesta que planteo para lograrlo es la siguiente:


1.- Establecer una campaña masiva en medios donde se invite a pacientes recuperados de COVID-19 que hayan cursado sin síntomas graves a donar de manera altruista su plasma para el tratamiento de quienes están batallando para superar la enfermedad, lograr generar un banco con miles de paquetes disponibles para quienes los requieran. Esto tiene un importante contenido social pues permite a los ciudadanos participar activamente para combatir el problema de salud actuando de manera solidaria con sus semejantes. Por un lado se requiere generosidad para ir a donar el plasma y por el otro, humildad de los pacientes para recibir esa donación, abonaría a la unidad que tanto falta en México en este momento de crisis.

Es importante mencionar que aunque hay unos equipos que permiten extraer la donación de plasma y retornar la fracción globular al donante, podría valorarse el extraer el paquete de 500 ml completo. Esto para separarlo después en laboratorio y enviar, por un lado el plasma al banco de "plasma convaleciente" y la parte globular a banco de sangre pues, debido a la contingencia, las donaciones se han reducido drásticamente. Sería un "plus" muy conveniente para el sistema nacional de salud.

2.- Hacer del conocimiento de los pacientes con síntomas graves o que estén en el grupo de riesgo de mayores complicaciones, la existencia de este protocolo, que ya se ha usado a nivel internacional y que si bien no hay resultados concluyentes, si los hay alentadores y que, finalmente aunque no hubiera un resultado positivo, el recibir el plasma no causaría ningún perjuicio adicional. Me parece que en este punto mi artículo podría ser de utilidad para generar un folleto informativo que explique de forma sencilla y accesible el funcionamiento teórico del tratamiento.

3.- Una vez que el paciente y/o sus familiares reciban esta información, podrán de manera informada aceptar o rechazar recibir la transfusión de plasma “convaleciente” (me parece buena idea lo que está aplicando actualmente el IMSS en su protocolo, recibir plasma de dos donadores distintos para ampliar el espectro de anticuerpos).

4.- Documentar la evolución de los pacientes que accedan a someterse al protocolo para compararla con las estadísticas anteriores y con la de los pacientes que decidan no recibirlo.


Esta es la propuesta, quizás parezca radical, pero estoy convencido de que esta situación extraordinaria requiere la firmeza y el valor de tomar medidas extraordinarias y que estas irían por buen camino en este momento en que no hay otra opción de tratamiento.


Como médicos, es muy frustrante ingresar pacientes a hospitalización para sólo tratarlos de manera sintomática y esperar a ver si logran sobrevivir o no lo hacen. Está en nuestra naturaleza la necesidad de intervenir, de hacer la diferencia y en el paciente la esperanza de que participemos activamente en su recuperación, como algo más que simples espectadores.


Tenemos que considerar también la parte psicológica. Los pacientes que ingresan a hospitalización con síntomas graves lo hacen con gran temor, muchos de ellos están convencidos que lo más probable es que fallezcan. La depresión afecta negativamente al sistema inmune y por tanto, el sólo hecho de recibir la transfusión de plasma va a generar una inyección de ánimo en el paciente, un “efecto placebo” que ya por sí mismo, resultará muy positivo para su evolución.


Es momento de tomar acciones firmes para no arrepentirse en el futuro.

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